¿Como es la actualidad de la traducción jurada? Muchos negocios se han tenido que adaptar a la nueva normalidad post-Covid y el campo de la traducción, en este caso, no es ninguna excepción.
Está claro que nadie quiere arriesgar su salud para poder entregar una traducción jurada en papel. Es por eso que, ante la nueva situación y las repetidas consultas y dudas con respecto a la validez y el carácter oficial de las traducciones realizadas de forma digital, el Gobierno ha aprobado la aplicación de la firma digital a la hora de certificar las traducciones juradas. Eso sí, deben estar realizadas por traductores jurados debidamente autorizados por el Ministerio de Asuntos Exteriores sin excepción.
Avances de la traducción jurada digital
Dado que el principal destinatario de los documentos traducidos por los traductores jurados son las administraciones públicas, es admisible que se firmen electrónicamente mediante alguno de los sistemas recogidos en el artículo 10 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas.
¿De dónde viene esta iniciativa? Pues esta nueva ley es plenamente coherente con lo dispuesto en el Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a la identificación electrónica y los servicios de confianza para las transacciones electrónicas en el mercado interior. Eso sí, los Estados miembros están obligados de admitir los sistemas de identificación electrónica, así como los sistemas de firma y sello electrónicos emitidos por prestadores de servicios que figuren en las listas de confianza de otros Estados miembros de la Unión Europea.
Eso implica que, si vuestros documentos se tienen que entregar en cualquier otro país de la Unión Europea, no debería haber ningún problema al respecto y las Administraciones Públicas deberían aceptar la versión digital de la traducción jurada como si fuera una copia análoga en papel.
¿Existe alguna diferencia entre la traducción jurada en papel y la versión digital actual?
Pues no, ya que la versión digital cumple las mismas funciones que su equivalente físico, es decir, el traductor jurado se responsabiliza jurídicamente de la fidelidad y exactitud del contenido de la traducción. Además, la versión digital tiene una gran ventaja – ahorra tiempo de envío y es virus-free. Esta es la actualidad de la traducción jurada.
Nos preguntamos por qué, dado el enorme ritmo del avance de la tecnología, este sistema digital no se introdujo hace años. ¿Podría ser a causa de miedo de posibles falsificaciones? Quizás, pero en tal caso, ¿cómo es posible que llevamos años realizando pagos en el internet, confiando nuestro dinero en el mundo digital? Hay algo que no cuadra muy bien. ¿O puede ser que es simplemente la cuestión de la costumbre? Como dicen en muchas organizaciones públicas hoy en día – “porque siempre se ha hecho así”. Nos hemos acostumbrado tanto a oírlo y no cuestionar el statu quo de los procedimientos administrativos que solo algo tan grave y extendido en su alcance como una pandemia o virus nos puede hacer cambiar y empezar a ver las cosas de otra forma. En fin, no hay mal que por bien no venga.